Nieve

Esto fue leido por mi hermano Jorge, en el Cementerio Jardin de Pacheco como homenaje, junto con otro de sus escritos, “Morir”.

 

En su libro “País de las sombras largas”, Hans Ruesch cuenta cómo los esquimales del Artico envían a sus mayores, al no poder contribuír éstos ya a su propio sustento, a morir solos en medio del hielo y las nieves polares. El hombre moderno se horroriza ante esto... mientras envía a sus propios viejos a morir en el hielo del abandono, los prejuicios, la indiferencia y la soledad...




No moriré en la nieve


No moriré en la nieve. Lucharé

por mi vida, rodeada de mi gente,

de la mano de todos los que aman,

dando y tomando en un fluir constante, juntos

en este duro ir hacia la muerte.


No moriré en la nieve, resignada,

dejando mi lugar a quienes sienten

que valen solamente los más fuertes.

Marcharé de la mano del lisiado,

del enfermo, del pobre, del herido,

del viejo abandonado,

del niño maltratado y no querido.


No moriré en la nieve. El cielo azul es mío,

no sólo de los jóvenes y fuertes.

El sol, la lluvia, el viento del verano

existen para todos.


Quiero crecer, gozar hasta el minuto

final de este camino ;

quiero vivir hasta el segundo mismo

que preceda a mi muerte

y hacer de cada instante un infinito.


No moriré en la nieve, solitaria,

inútil, descartada, perimida.

Buscaré caminando el horizonte,

probando todo y compartiendo el alma

con quienes ven a Dios en cada hombre

y en cada viejo el rostro de la vida.


Norma Muñoz

7/8/96